Los cuentos se remontan desde hace muchos años, cuando señoras mayores viajaban contando historias de boca en boca sobre la magia de la vida.
El cuento es la expresión más pura y simple de las imágenes arquetipales. Entendiendo por arquetipo a la energía psíquica que se presenta a través de cuentos, mitos, entre otros.
Los cuentos tienen aspectos de nuestra vida. Nuestra historia está puesta en escena. Son una expresión simbólica de la búsqueda personal y parte del proceso al que Jung llamó el Individuación; al ponerle 👁 al cuento que lees puedes descubrir elementos tuyos en el, identificas que es aquello que te resuena, aquello que te conecta con esa historia.
La forma y la estructura de los cuentos de hadas permiten al niño recrear imágenes visuales que le servirán para estructurar sus propios ensueños y canalizar mejor su vida. Es una invitación a ser lo que realmente eres, lo que se quiere para uno mismo.
Los cuentos de hadas suelen plantear, de modo breve y conciso, un problema existencial. Con lo cual pueden atacar los problemas en su forma esencial, cuando una trama compleja le haga confundir las cosas. El cuento de hadas simplifica cualquier situación.
Desde el análisis junguiano el arquetipo transforma a los cuentos, le da la estructura psíquica y amplifica el cuento. Al mismo tiempo que divierte al niño, el cuento de hadas le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece su propia existencia.
Los cuentos de hadas se toman muy en serio los problemas y angustias existenciales y hacen hincapié en ellas directamente; la necesidad de ser amado y el temor a que se crea que uno es despreciable; el amor a la vida y el miedo a la muerte. A pesar del nivel de conflicto que presentan, ofrecen soluciones que están al alcance de la comprensión del niño. Por ejemplo, los cuentos de hadas plantean el dilema del deseo de vivir eternamente “Y a partir de entonces vivieron felices para siempre”, que no engaña al niño haciéndole creer, aunque sólo sea por unos momentos, que es posible vivir eternamente, esto lo que indica es que lo único que puede ayudarnos a obtener un estímulo a partir de los estrechos límites de nuestra existencia en este mundo, es la formación de un vínculo significativo con otra persona.
El psicoanálisis se creó para que el hombre fuera capaz de aceptar la naturaleza problemática de la vida sin ser vencido por ella o sin ceder a la evasión. Freud afirmó que el hombre sólo logra extraer sentido a su existencia luchando valientemente contra lo que parecen abrumadoras fuerzas superiores. Este es precisamente el mensaje que los cuentos de hadas transmiten a los niños, de diversas maneras: que la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana; pero si uno no huye, sino que se enfrenta a las privaciones inesperadas y a menudo injustas, llega a dominar todos los obstáculos alzándose, al fin, victorioso.