12 Jul
12Jul

Las expectativas son un montón de introyectos, elementos que tomamos de lo externo y hacemos nuestro, propio. 

Son suposiciones que nos planteamos sobre cómo deberían salir las cosas o cómo algo o alguien debería funcionar. Es lo que creemos que va a ocurrir en el futuro, sea negativo o positivo, y aquello que esperamos que se cumpla.


A veces las expectativas nos funcionan como mecanismo de supervivencia anticipando amenazas de cara a poder establecer límites que nos pongan a salvo. Tenemos expectativas sobre las notas de un examen, una entrevista de trabajo, normas de comportamiento y/o aquello que creemos que merecemos o deseamos que nos sea devuelto. 

Hay 3 tipos de expectativas que destacan:

  • Predicción: Este tipo de expectativa cree saber lo que ocurrirá en el futuro en función de la experiencia que vendrá. Por ejemplo, vamos a una entrevista de trabajo y, sin datos reales, generamos la expectativa de que saldrá de una forma particular, usualmente negativa.

  • Norma: Se basa en las normas que asumimos, tanto a nivel social como personal. Aparecen cuando esperamos recibir un buen trato por parte del otro o que nuestro vecino recicle como lo hacemos nosotros. Marcamos un estándar y esperamos que los demás lo cumplan, incluso cuando ni nosotros mismos lo cumplimos.

  • Merecimiento: Esta expectativa parte de la subjetividad y se asienta en las creencias y en lo que creemos merecer, hayamos hecho o no méritos para ello con la idea de la justicia como base. Por ejemplo, creemos merecer reconocimiento en el trabajo, amor de nuestra pareja o gratitud por las acciones que realizamos.


Ahora ¿qué ocurre cuando no se cumplen las expectativas? Pues aparece un periodo de frustración y de incomprensión que incentiva la formación de expectativas irracionales y expectativas negativas respecto a nuestro propio criterio y valor para realizar actividades y conductas. 

No obstante, con el reconocimiento de nuestras expectativas y valores propios, tenemos la oportunidad de manejar la frustración de manera más asertiva para transformar la frustración en aprendizaje que permita crecer y avanzar en su proceso personal individual.


Siempre les pregunto a mis pacientes: ya va ¿esa expectativa es tuya o del otro? A veces nos encontramos en una encrucijada, realizando y cumpliendo con actividades o criterios de otros para complacerlos y así obtener algún apoyo, contención o simplemente una aprobación de este.

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